Llevo el fin de semana pensando en el siguiente post...
somos los Avilesinos gente Carnavalera por antonomasia. Pocas cosas hay que nos atraigan más que desempolvar las chirucas y el chubasquero y saltar a la calle el día del Descenso con una docena de huevos (o dos) debajo del brazo.
La tercera ciudad de una región con gran pasado y pocas perpectivas de futuro, se hincha de orgullo y emoción cada vez que llegan las fechas señaladas. Recuerdo el entusiasmo con que se recibió el primer año que salimos en Impacto TV, aquel programa tan morboso de Antena 3 (si no me equivoco).
Era más la gracia de llamar "Hijo Puta" al bombero para batir records de calado, que el disfraz que se te hubiese ocurrido ese año. Recuerdo caminar hasta la casa de La Libertad, cercana al Descenso y valorar los índices de diversión en función de la cantidad de espuma que me llevara a casa.
Este año lo he visto de lejos, no por nada, sino porque mi hermano ya no quiere ir conmigo y en Avilés quedan contados amigos y menos todavia que se deleiten con estas pijadas que sólo suelen hacerme gracia a mi. Lo he visto de lejos y desde la envidia, de quien vestía vaqueros más o menos limpios y abriguito de señorita y le hubiese encantado parecer el Capitán Pescanova y llenarse de espuma hasta el hipocondrio.
El año que vien prometo ir
Preparate bombero.
